La fotografía de alta velocidad pretende mostrar en una imagen lo que el ojo humano no es capaz de percibir por la velocidad de la acción, ya que esa imagen refleja lo que sucede en fracciones de 1/20.000 de segundo o incluso más.
Para ello mi manera habitual de trabajar esta técnica es: en el estudio completamente a oscuras y con la cámara sobre un trípode, habiendo enfocado previamente donde se desarrollará la acción y con la cámara en posición bulb (con el obturador abierto).
Después conecto a unos flashes de alta velocidad, ya sea una barrera infrarroja, un micrófono o un sensor de presión, para que en el momento que sucede la acción, estos sensores provoque el disparo de los flashes en el preciso instante y así capturar la imagen.